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Con sus películas, los sueños cobran vida y conmueven a miles de personas. La animación se volvió arte en sus manos.
Actualizado hace 1 año
Mi arte y cultura
Palabras clave:
Ánime, Cine Japonés, Cultura Japonesa, Japón, Miyazaki
Autor:
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Historia
Hayao Miyazaki se graduó de Ciencias Políticas y Economía. No obstante, su destino no parecía ir por ese camino y decidió volcarse por su pasión adolescente, el anime y el manga (comic). Así, entró a Toei Animation Company como diseñador en 1963 y más o menos en ese lapso, entra Isao Takahata en escena, al ser asistente de realización en la misma empresa. Allí, se forja una amistad que posibilitaría el nacimiento de Studio Ghibli, un estudio de animación japonesa que sustraería al anime del grupo de “artes menores” en el mundo cinematográfico y lo llevaría a las grandes ligas. Sus películas han sido nominadas al Oscar en varias ocasiones y ganado algunos. Según los críticos, sus obras son “auténticos poemas visuales y musicales”, donde la libertad, el alcance de la madurez y la esperanza son temas recurrentes. Todo ello, sin caer en la ingenuidad, sus mundos están empapados por el lado trágico de la realidad misma: la muerte, la guerra, la separación, el amor y la infancia. Quizá, por ello sus películas, aunque parecen de consumo infantil, son capaces de conmovernos a todos.
"Según los críticos, sus obras son auténticos poemas visuales y musicales, en donde la libertad, el alcance de la madurez y la esperanza son temas recurrentes"