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Actualmente, las formas de trabajar se han diversificado. Existen dos particularmente populares: el freelance y el trabajo remoto, pero para poder tener preferencia por una u otra, es necesario comprender en qué se diferencian. El factor fundamental reside en la independencia laboral. Mientras que un trabajador remoto está formalmente contratado por una compañía, el freelance trabaja por su cuenta. El primero recibe una remuneración periódica por un trabajo determinado que debe realizar virtualmente, en consonancia con los criterios que la empresa contratante disponga. El segundo, en cambio, consigue sus propios clientes, que pueden ser más de uno, y gestiona su tiempo y actividades conforme a sus necesidades y preferencias. En este sentido, ser freelance supone ventajas en términos de autonomía, pero desventajas cuando se considera la estabilidad de los ingresos.
"Mientras que un trabajador remoto está laboralmente vinculado a una compañía, el freelance trabaja por su cuenta"