- Inicio
- Mi cuerpo y mi mente
- Mi dinero
- Mis ruedas y transporte
- Mis dispositivos y electrónicos
- Mi hogar
- Mis viajes y paseos
- Mis comidas y bebidas
- Mi bebé y mis niños
- Mis mascotas
- Mi educación y habilidades
- Mi trabajo y carrera
- Mi emprendimiento
- Mi compañía
- Mi vivienda y finca raíz
- Mis prácticas y aficiones deportivas
- Mi arte y cultura
- Mi imagen y estilo
- Mis relaciones
- Mi música
- Mi ciudad
- Mis salidas y reuniones
- Mi plan de vida
- Mis hobbies y pasatiempos
- Mi planeta y humanidad
A finales del siglo XIX, perseguidos y subyugados por el Imperio otomano radicado en la actual Turquía, un puñado de libaneses decidió migrar hacia tierras latinoamericanas. La primera oleada migratoria, fechada entre 1895 y 1905, llegó a Colombia por accidente: según el poeta de ascendencia libanesa Antonio Dumett, los viajantes querían llegar hasta Brasil, pero un daño en la embarcación y el agotamiento de recursos económicos los obligó a parar en Puerto Colombia y establecerse en Lorica, departamento de Córdoba. Posteriores oleadas se repartieron por toda la región Caribe en ciudades como Barranquilla, Cartagena y Maicao; allí, los libaneses se dedicaron al comercio y a los textiles. En la actualidad, apellidos como Dumett, Jattin, Manzur, Zafar, Abdala, Saher, Quessep y Gossaín son una muestra de la herencia del lejano oriente en nuestra región Caribe y en todo el país. También se puede observar que en la gastronomía costeña se han incorporado platillos como el quibbe, el tahini y la ensalada tabbule. En cuanto a Lorica, la influencia árabe puede apreciarse incluso en la arquitectura del pueblo, con edificios tan notorios como la casa Afife Matuk y el mercado El Ranchón, que reposa junto al río Sinú y combina el influjo libanés con el republicano.
"En la actualidad, apellidos como Quessep, Jattin y Manzur son una muestra de la herencia del lejano oriente en nuestra región Caribe"