La primera filarmónica indígena en Colombia

En la década de los 90 y principios de este siglo, los chamí vivían en el Cauca y Risaralda hasta que la violencia los desplazó y se asentaron en un pequeño municipio al sur de Antioquia. Empezaron como “invasores de fincas” mientras se esclareció su estatus de víctimas en la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas. Así, el Estado les ofreció un resguardo, llamado Marcelino Tascó, en Valparaíso, Antioquia. Llevan más de 10 años esforzándose para que su cultura prevalezca: crían a los niños con la lengua emberá y luego aprenden español. Sus sonidos y música se transmiten y tras la unión entre las fundaciones “Música para la Paz” y “Pasión y Corazón”, formaron la primera filarmónica indígena de Colombia. Alejandro Vásquez es el director de este proyecto. Enseña y dirige a 40 niños y jóvenes indígenas que tocan el violín, el violonchelo, el saxofón, el clarinete o la trompeta. La pandemia no los detuvo, en 2020 cumplían 5 años y los profesores siguieron adelante haciendo clases en video y mandándolos por WhatsApp a los padres de familia.